"La alegría de vivir" de Renoir en una retrospectiva única
El Museo Thyssen ha realizado una retrospectiva de algunas de las obras impresionistas más emblemáticas de Pierre-Auguste Renoir (1841-1919) para redescubrir “la alegría de vivir” y la “sensualidad” de su pintura, en una producción como retratista y pintor de escenas íntimas.
La exposición, comisariada por Guillermo Solana, director artístico del Thyssen, presentada hoy en rueda de prensa, es un ajuste de cuentas del museo (en el que ya se han presentado otras obras de Monet, Sisley, Van Gogh o Gauguin) con el “impresionista más desconocido e incomprendido”.
Solana ha señalado que “aparte de cuatro o cinco iconos, es un pintor que no ha terminado de llegar al público: es el más difícil de los impresionistas, por eso llega tarde”.
Renoir, el pintor de la fluidez y los sentidos, un “anti-intelectual” de su época ya que “pensaba que los intelectuales eran unos tarados, incapacitados para ver, tocar o degustar, en definitiva que no les funcionaban los sentidos”, ha añadido Solana.
Muchas veces se ha pretendido identificar a Renoir y su impresionismo con su versión “más retiniana”, aquella que también se ve representada en la obra de Money y sus mosaicos de manchas planas de colores, para lo que el director del Thyssen ha subrayado que “no todo el impresionismo comparte esa ambición” y que para Renoir “cada visión está ligada a una sensación corporal”.
La exposición se compone de 78 obras procedentes de museos o colecciones de todo el mundo: el Marmottan Monet de París, el Art Institute de Chicago, el Museo Pushkin de Moscú, el J. Paul Getty de Los Ángeles, la National Gallery de Londres o el Metropolitan de Nueva York.
Así, el Thyssen puede permitirse hablar de “la primera retrospectiva” sobre Renoir en España, ya que la que acoge estos días es la Fundación Mapfre de Barcelona, compuesta en exclusiva por fondos de los museos d’Orsay y de l’Orangerie; y la del prado de 2011 por obras del Clark Art Institute.
El título de esta exposición es “Intimidad”, para evocar así el deseo del artista de establecer una relación de proximidad y cercanía con lo retratado - sean personas, paisajes u objetos.
Será posible ver la exposición hasta el 22 de enero en Madrid y en desde el 7 de febrero hasta mediados de mayo en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. La exposición está dividida en seis apartados.
La etapa impresionista (1869-1880) de Renoir ocupa las dos primeras salas y reúne iconos del artista como "Después del almuerzo", "Almuerzo en el restaurante Fournaise" o "Baños en el Sena" (La Grenouillère).
Será a partir del año 1881 cuando el pintor vuelva la mirada hacia la tradición clásica, y lo hará sin abandonar del todo el lenguaje impresionista de sus primeras etapas. Durante toda esta década, Renoir adquiere reputación como retratista de encargo, una faceta que ocupará el segundo apartado de la muestra.
Le siguen los "placeres cotidianos", con escenas sobre todo de mujeres en interiores, abstraídas en distintas actividades; "paisajes" de la costa normanda y alrededores; "escenas familiares y domésticas" y, por último, un apartado sobre “bañistas". Pese al dolor continuo que padeció en su madurez, fruto de una artritis reumatoide, Renoir no dejó de pintar esa "alegría de vivir”.
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